martes, 28 de agosto de 2012

¡No es un país para turistas!

El domingo 26 de agosto fue asesinado un joven lituano en la ciudad de Medellín. Ocurrió en el barrio Prado Centro en el cual el hombre residía hacía un año. Nadie sabe bien qué fue lo que sucedió: en la página web de la F.M se precisa que era un joven de 25 años llamado Igor Lopas y que fue apuñalado en horas de la madrugada, mientras prestaba servicio de vigilancia de un lugar. Por otro lado, el periódico El Colombiano contó que a Edgaras Lopas le dispararon en el cuello y tórax cuando caminaba por una vía pública.
Las circunstancias son bastante confusas, al parecer, Edgaras o Igor, era querido y respetado por sus vecinos, pero un testigo desconocido, aclaró que “El ruso”, como le decían, había tenido una pelea con un criminal del sector unos días atrás. Las autoridades aún están investigando la relación de este hecho con el asesinato.
Las cifras de homicidios de extranjeros en la ciudad son alarmantes: en los últimos cinco años han matado a 26, de los cuales sólo 3 tienen sospechosos en proceso penal, es decir, 23 están en la impunidad.
Es angustiante que en un país que promueve su marca país con el lema: “El riesgo es que te quieras quedar”, sucedan eventos tan graves como estos, y peor aún, que sean tan desconocidos para la gente y que queden en la impunidad. Colombia no es un país seguro para sus habitantes y mucho menos para los foráneos. Es una realidad que a muchos les molesta e incluso ofende, pero es una realidad que no podemos dejar de lado. Tal vez tanta impunidad y desinformación se deba a que los medios no quieren afectar más la imagen de nuestro país, y las personas que han vivido de cerca estos casos, pues, como siempre, optan por el silencio que les asegura la vida.


miércoles, 15 de agosto de 2012

¡Cómo se nota que Fajardo no es mujer!


No sé ni por dónde empezar. Por estos días he tenido una cantidad de cosas que me molestan, pero nada había hecho indignarme tanto como la propuesta del Gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, de prohibir en las instituciones educativas los reinados infantiles. Hace unos años, cuando el Gobernador era Alcalde de Medellín, hizo lo mismo con el reinado de belleza de Colombia: quitó el apoyo de la ciudad a este evento y ya no había candidata patrocinada por la Alcaldía. En ese momento yo tenía 16 años e, indignada como me siento hoy nuevamente, le envié una carta abierta al entonces Alcalde expresándole mi inconformidad de su idea. Mi propuesta era ¿por qué en el siglo XXI, en aras del progreso y la inclusión sigue existiendo tanta exclusión? El mensaje lo capté por una valla que estaba ubicada en la vía Las Palmas que decía lo siguiente: “En Medellín a las mujeres las medimos por su talento”. Mi reacción fue inmediata: ¿Cómo así entonces está diciendo que las feas son inteligentes y las bonitas son brutas?, yo misma me respondí y creo que sí, eso fue lo que quiso decir el Alcalde con esa valla. La propuesta de él, antes y ahora es la misma: la equidad de la mujer, la protección de las niñas hacia un trastorno alimenticio, la educación íntegra y sin discriminaciones; sin embargo es una propuesta llena de prejuicios y orientada hacia el tabú. Para mí  no tiene absolutamente nada de malo si una mujer quiere prepararse para un concurso de belleza, concurso que también se ha encargado de exaltar a la mujer colombiana como una figura prestigiosa e importante en el mundo y que, finalmente, viene siendo una elección, así como la que elige ser deportista, escritora o cantante; y tampoco tiene algo negativo que las niñas en los colegios, por simple diversión, hagan este tipo de concursos que, contrario a lo que piensa Fajardo, lo que hace es una conexión con su género y su feminidad. Shakira es un símbolo sexual en el mundo y sin embargo es a su vez ganadora de cientos de premios por su aporte a la música, la cultura y las artes. ¿No es eso belleza? ¿Acaso no es ella una mujer integral?
Y ni siquiera tenemos que irnos tan lejos: ¿Qué tal una mujer como Mariana Pajón? Es linda, sencilla, hermosa, femenina y además es campeona olímpica de BMX, un deporte que es en mayoría practicado por hombres. Según lo que propone Sergio Fajardo entonces ella debería ser un niño más por haber convivido y entrenado con hombres toda su vida. Porque el pensamiento de él es así: lineal, como  las matemáticas.
Creo que el Gobernador está enviando un mensaje ambigüo que, para mí, raya con la doble moral de toda su campaña: ¿Cómo pretende que Antioquia sea la más educada con políticas de exclusión, prejuicios y prohibiciones? Si hay algo que he aprendido en la academia que, por cierto me ha enseñado poco, es que la diversidad hace parte de la vida, y que las rejas lo único que generan es ganas de traspasarlas. ¿Si su propuesta es educar por qué recurre a algo tan feo y facilista como lo es prohibir? Y ¿por qué cree que un simple desfile en el colegio va a incurrir tan fuertemente en la parte ética y profesional de una niña en crecimiento? ¿Por qué, apoyado en sus seguidoras feministas, no piensa más bien que lo que está haciendo es incentivando el machismo? No se me haría raro que dentro de poco nos obligue a las mujeres a usar la burka, a taparnos el pelo o simplemente a salir a la calle porque de pronto alguna de nosotras causa un accidente de tránsito. Su argumento del porqué de esta prohibición parece sacado de la Constitución de 1886. Y además es tan irónico que habla del desarrollo integral como fin de la educación. La verdad no sé cómo pretende integración con este tipo de políticas: a las edades de estas niñas, a quiénes está intentando proteger de un mundo que afuera es peor de exigente y de superficial, todas se sienten bonitas, porque tienen a una mamá que les recuerda lo hermosas que son todo el tiempo y si esto no pasa, pues el gobernador debería preocuparse más por las madres que abandonan a sus hijas o por los padres y familiares que abusan de ellas.
¡Cómo se nota que Fajardo no es mujer! Porque cuando una mujer se siente linda, se siente la más linda del mundo, sin importar dónde o cómo sea medida.

jueves, 9 de agosto de 2012

Si Petro se la fumó verde, que se la fumen todos entonces



El congreso está de pelo parado por la propuesta del Alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.  Y no es de extrañarse. La  mayoría de veces que alguien se atreve a pensar en lo imposible siempre es tildado de loco, más aún al Alcalde Petro, quien tiene poca favorabilidad entre los ciudadanos a quienes representa.
Luego de que saliera la iniciativa que, personalmente me parece genial, el procurador Alejandro Ordóñez fue el más alarmado. Dijo que Petro se la había fumado verde y que la intención de estos centros de consumo era incentivarlo. Es una respuesta común como todas las del procurador, quien parece más un payaso de feria que lo que es.  Las palabras salidas de tono y los juicios sin fundamentos son una prueba más del pensamiento ortodoxo  y medieval que aún nos rige.
Es cierto que Colombia no es un país cuya cultura esté completamente preparada para aceptar una inclusión  en el tema de las drogas, pero la propuesta de Gustavo Petro puede comenzar a abrir ese camino, cultural, social y más importante jurídico.
La droga es un gran negocio, pero a la vez es un arma de doble filo. Porque ese mismo negocio está desangrando a nuestro país, mientras en otros lugares del mundo la consumen. El verdadero conflicto está en nuestra sociedad, quien, injustamente sufre las consecuencias del narcotráfico, cuyo único punto final es la legalización.
Si tomamos países como ejemplo nos damos cuenta del inmenso error en el que caen las personas con prejuicios. Es un mito creer que en la actualidad la legalización traería más consumo. Holanda tiene la droga legal, en puntos autorizados, hace muchos años y es el país con menos consumo del mundo. Además, la producción de café en nuestro país es tan alta como la producción de cocaína y el consumo de estos dos no es equivalente.
La gran tarea que tiene Petro no es convencerme a mí o a muchos ciudadanos quienes, como yo, piensan que es una buena iniciativa, sino a todos los congresistas, senadores y al Presidente que ya se le están yendo encima. Sólo se me ocurren dos razones por las cuales esto sucede: tienen miedo de que se les acabe el negocito o tienen miedo de caer en la tentación de entrar allá, porque cuando algo deja de ser tabú ya no importa hacerlo a escondidas.
En fin, me parece lamentable esta doble moral y le respondo al procurador: si la droga incentiva al consumo, entonces ¿por qué  los realities de televisión son legales si incitan a la violencia?